El infierno se abrió

No pude dormir en toda la noche, pesadillas interminables asaltaaban mi descanso. Por la madrugada el graznido de los zopilotes acompañaba el maldito ruido de las campanas de la igrlesia, ese edificio maldito y en ruinas. Las pesadillas no solo me asaltaron de noche: mi hermano Beto desapareció y todo lo que hoy sucedió fue una pesadilla. Luis durmió en mi cuarto y después de que fue al suyo por su ropa, regresó corriendo y me dijo que Beto ya no estaba.

Empecé a buscar por toda la casa, mi papá despertó y dejamos aLuis en la casa. Mi papá y yo empezamos a buscar a Beto en el bosque, en la calle, de nuevo en la casa. Él se subió al carro y yo no sabía que hacer y me fui a la iglesia. Las campanas empezaron a sonar como locas. La presencia de la iglesia me estremeció. No pudde abrir la puerta principal y vi que a la derecha había unas escaleras para subir al campanario. Subí y las paredes estaban todas manchadas de sangre, las imágenes religiosas estaban medio destruidas y tenían gestos de ira, de horror!!




Luego, en el centro de la iglesia pude ver una mesa, arriba de la mesa había un venado rebanado en dos, que tenía a un coyote adentro, el coyote estaba abierto también y adentro tenía lo que yo creo que eran los órganos del venado, todos revueltos y la cabeza del coyote salía por la boca del venado. Fue terriblemente asqueroso. Cuando terminé de vomitar vi que apareció mi hermano, llegó de la nada, gruñendo. Comenzó a devorar los cadáveres de los animales. Vomité otra vez y salí corriendo sin dejar de vomitar, corrí lo más rápido que pude a la casa, casi me desmayo cuando entré. Mi papá acababa de llegar y le conté lo que ví (como pude, porque seguía vomitando)

Corrimos a la iglesia y en cuanto llegamos se derrumbó la fachada y detrás había un muro. No podía verlo bien entre la polvareda y no encontrábamos manera de entrar. Empezamos a levantar escombros y a llamar a Beto a gritos. Él no respondía y desde dentro de la iglesia se escuchaba un murmullo profundo y después un grito. Mi papá se desesperó y empezó a lanzar escombros contra la pared de la iglesia que tenía una cubierta de madera. A la primera pedrada la cubierta cayó y vimos un muro tapizado de esqueletos. Eran osamentas incompletas, armadas de manera horrenda y profanadora: esqueletos de niños y de animales mezclados.




No podía más que llorar y mi padre comenzó a lanzar más y más piedras. Poco a poco la pared empezó a ceder, pero detrás de ese muro aparació otro muro con más esqueletos encimados y empotrados a la pared. Mi padre continuó su esfuerzo hasta que derribó todos los muros y pudimos entrar.

Todo estaba oscuro y olía a sangre y a caca, creo que estábamos pisando la mezcla de caca y sangre, el piso estaba muy resbaloso. Beto apareció de la nada y antes de que mi papá pudiera reaccionar, Beto saltó y atacó a mi papá. Mientras mi papá forcejeaba me gritó que fuera con Luis, yo quise obedecerle, pero las piernas me fallaron y no podía respirar, sentía qu eel corazópn me iba a estallar y no pude hacer otra cosa que quedarme tirada llorando.





Escuché gritos y golpes, aullidos, mi papá gritaba de dolor, gritaba tratando de calmar a Beto, pero ese beto no era mi hermanito, no sé que cosa se apoderó de él, pero esa no era su cara. NO ERA SU CARA

Después de varios minutos, o no sé cuanto tiempo pasó, el caso es que vi un resplandor como del color de la sangre seca, pero brillando. Luego surgió un resplandor azulito que contrarrestó el primer resplandor.




Ese misterioso resplandor me dio tranquilidadPor algún motivo me sentí en paz. Estoy segura que ese resplandor era mi madre. Mi papá salió finalmente de la iglesia, golpeado, sucio y SOLO. Mi hermano desapareció.


No le pedí ni le pediré explicaciones a mi padre. Estoy segura de que mi madre se lo llevó y lo salvó de lo que sea que lo estuviera afectando.